No existe un cielo sin luz
por más dimensiones surreales que se me ocurran.
Mil puntos fugaces se inhiben,
aunque vos los lograste encender.
Te estuve esperando dormida
y bajo un mismo sueño me despertaste.
Te sentí tocarme sin siquiera estar cerca
y enfrente tu mirada utópica sin rebelión.
La anarquía bajo las reglas románticas
siempre intervino en mi dogma.
Mi espíritu inacabado de transparencias
me sorprendía religioso en inmortalidad.
Pero asesinaste lo omnipotente en mi
diluyendo la posibilidad de rivalidad
el abismo que era se esfumó sin resistencia
impregnando tu persona en toda realidad.
No existen barreras magníficamente ilustradas
que logren darme un prefacio colaborativo.
El miedo que siento cada vez que te veo
significa que reflejo una señal de vivir.
Hay veces en que lo roto no vuelve a su lugar
Los quiebres infinitos no son de reivindicar.
Una y otra vez lo intenté y me volví a quebrar,
pero esta vez intuyo la opción de poderme regenerar.
Sin prisas divergiste mil trampas
que me aislaron durante siglos atrás.
Convencerte de no aproximarte
fue algo de lo que no me pude jactar.
Te impusiste como una corriente dominante
que no dio opciones de dispersión.
Tu trayectoria fue limpia y segura
tu manifiesto una alegoría de la razón.
Me orienté a un impulso sobreviviente
escondiéndome de toda posibilidad.
Denuncié con pretextos tu aurora
simpatizando de costado tu horizonte cultural.
Me responsabilizo por callar a mi voluntad
y me declaro culpable por reeditar sentidos.
Me dedico una condena por profanar mi ética,
pero esta vez estoy dispuesta a mis miedos burocratizar...
Te esperé demasiado tiempo sin poderte reconocer
el pensamiento pragmático que me movilizaba me impedía acercarme, reflexionando una tentativa de escape.
pero esta vez devasto el conflicto y no me permito resistir.
Hay veces en que me re descubro y me permito vivir.
Veni Vidi Vinci
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