Friday, January 22, 2010
Abro los ojos
Tu alegórica tez marmórea
Que esbelta se esplende innecesariamente
Enceguece tus rasgos naturales
Y me brinda 5 segundos de sensatez.
El viaje que me indicas,
es un surco que habilita la perdición.
Los abismos son discretos.
De mis mapas, lo irreal.
No hay agilidad que pueda con tus valles.
No hay cumbres exactas que me permitan desplazar.
Me siento agredida
Estoy perturbada
Me estanco en ciudades
Esperando por vos
Pero nunca apareces
Te encimas en mares
Recorres los soles
Quemando a tu par.
Escapas en busca de purificaciones divinas
Lanzándote por sobre miasmas
de viejas inundaciones abandonadas,
sobre los límpidos espacios.
Remontas una clonación babélica
Voluptuosa e indecible
Y te escondes en pisos lejanos
Para alcanzar la incomprensión.
Se me antoja una pizca de brío
En las ultrajadas alondras de tu esplendor
El gozo angustioso de la lujuria
Carente de cirios vacuos
E invenciones cordiales que alternan corrupción.
Las montañas que incubas
Atrapan mi alma en esferas engañosas
de telas de araña,
y veneno natural.
Amparo pequeñas blasfemias
que le rinden honor a tus estímulos.
El ocio de mis velos
Empaña el coraje de querer.
El nefando sopor que me producen tus arrebatos
Contristan mis apacibles ilusiones
Llevándolas frente a un destino ineluctable
Que culmina en la propia destrucción.
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