Arrojo mis prendas por si alguien me ve.
Me nublo en tormentas de cien madrigales
Poesías abstractas de risas y miel.
Me encuentro con éteres hastiados
Más allá de los confines nebulosos
Escapan en suaves brisas salvajes
Que brindan calma y paz.
Me sitúo abrumada por sobre vides rosáceas.
Los colores matutinos tiñen mis paños
Y sin pedirme nada a cambio,
me regalan calor.
A veces extraño mis auroras
A veces extraño tu oscuridad
A veces me distraigo en tus aguas
Y recuerdo lo que era el extrañar.
Entonces exilio tu nombre
Y me elevo entre noches.
Por encima de todo,
me permito sentir y ser.
Tengo noción del insidioso vicio que frecuento
La gratitud que siento por los estímulos paradójicos
Heredan discretos foscos
Y multiplican el deseo de ignorar.
Se ceba implacablemente
El eterno homenaje que reitero en tu honor.
Un túmulo imágenes superpuestas
E insignias de éxtasis fortuito.
Forjo mi apetito
Al polvo y a la ceniza
De los que le resta a tus recuerdos
Que exhalan un consuelo artificial.
Todo tiene un fin
El tuyo se fugó dentro de mi propio mohín
La paciencia fue mi último regalo
Hoy vuelo…
No comments:
Post a Comment