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En los suburbios de mis noches
me encuentro perdida bajo un tragaluz
los silencios suspiran indicaciones
que paradojicamente marcan el fin.
La eternidad parte de mis tradiciones
y del espectro capaz de ver el porvenir,
epifanias sin fin que nublan las noches,
la corrientes transitorias que se limitan entre sí.
No existen contradiciones
más palabras de autoayuda que confunden
casi nunca seguimos el camino
al que solemos marcarle a los demás.
Preservamos una revolución interna
que carcome las bellezas sutiles
y nos evita admiraciones falsas
que traducen la inocencia voraz.
Se condiciona al recurso natural
y le huímos a la generósidad fraternal
desconfiamos del prójimo
pero ansiamos la eterna compañía.
Qué confusas se ven las acciones
de kamikazes e incontables reacciones
que dentro de las luchas se ahondan peligros
que profanan nuestra entera felicidad.
Se denota la integridad de un asomo
que a la culpa no pudo oxigenar.
y entre llantos y ahogos se detuvo
para enfrentarse a la única verdad.
Nos remontamos al mito diverso
de inagotables símbolos de modernidad
Hay veces que el pasado sombrío
es el único recuerdo de luz artificial.
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