Me balanceo en sutilezas simples
Que jamás te dignas a contemplar
Las comodidades abstractas por las que paseas
Son crímenes meritorios de desganos pasados.
No hay luz en donde no se puede respirar
No hay sol en un mundo en el que no se desea
La luna y las estrellas son mentira
Pero solo en el ángulo por donde las miras.
Tu afán por el desvelo me apabulla
Y mis límites por la incomprensión se extinguen al pasar.
No hay signos de tolerancias a la melancolía
No hay signos de tolerancias al amar.
Agradezco las sílabas constantes con las que me hacías razonar.
Comprendo los esfuerzos por los que me obligabas a pasar.
Me permito recordar ciertos asuntos pendientes
Que me hostigan y corroen por mis propias plegarias.
Te siento cambiante e introspectivo
Tus posturas multiformes se reutilizan una y otra vez
El comodín que te da forma es tu título y pecado
Nunca estas para quedarte, nunca te quedas para poder estar.
Y te confieso que nunca te quise.
Y te confieso que nunca te vi.
Había cielos, un rascacielos y una tormenta
Que se interpuso entre vos y todo lo que podría haber sido de mí.
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