Monday, May 10, 2010
My Dark/Blue Prince
El Romanticismo abarca tal grado de matices en lo que respecta a su significado que la definición de por sí no puede solamente sentenciarlo como mero MOVIMIENTO HISTÓRICO. El Romanticismo fue una verdadera revolución artística, política, social e ideológica. Cuyos característicos principios (el individualismo, la democracia, el idealismo, el nacionalismo y la sensibilidad por el arte) se mantienen latentes en la actualidad.
“Con la palabra Romanticismo se alude a un movimiento cultural y político que tuvo su apogeo en la primera mitad del siglo XIX (…) Frente al racionalismo dieciochesco, se piensa que la razón no es el único medio para explicar el mundo y actuar en él; se afirman los derechos de LIBERTAD, FANTASÍA, SENTIMIENTO PERSONAL, IMAGINACIÓN y FUERZAS IRRACIONALES del espíritu”.
Los conceptos que envuelve el Romanticismo son los de la FANTASÍA, el SENTIMIENTO PROPIO, la IMAGINACIÓN, la LOCURA, la PASIÓN y el ÉXTASIS. Existe una INSATISFACCIÓN POR EL MUNDO que produce un constante y agudo dolor en cada personaje. Observar tanta imperfección encaminará a la mayoría al suicidio. Ya que por consecuencia de ésta insatisfacción, el mundo se introducirá en su mundo interior, o bien cada uno se evadirá de la realidad circundante.
El artista romántico es un espíritu atormentado, desgraciado, pero libre y sentimental hasta extremos insospechados, rozando la locura. ¡Muerte a la razón!, será la proclama que utilicen los románticos puros.
LA IDEA DEL YO POR ENCIMA DEL NOSOTROS (SUBJETIVISMO) llevará a los escritores románticos hacia LA INTUICIÓN, LA IMAGINACIÓN Y EL INSTINTO, POR ENCIMA DE LA RAZÓN DIECIOCHESCA.
La imaginación traerá consigo EL MUNDO DE LO IRRACIONAL: sueños de muertos vivientes, pesadillas terrenales, tumbas que se abren solas, sueños de futuro, sueños de pasado, pero siempre bajo las constantes tendencias suicidas.
Porqué escribo hoy sobre esto?
Porque quiero revivir lo que queda de mi príncipe azul. Que jamás se evaporó de mi imaginación y se instaló permanentemente en el inconciente recreando en mí el deseo por un personaje que pueda que jamás haya existido, pero que bajo ambiente caballeresco decorado con la oscuridad de las bases del Romanticismo, me quiebre con cada uno de los sentimientos que se destacaban en éste movimiento.
Quiero un amor desatado, furioso, que pierda el contacto con lo real y se convierta en un fenómeno subjetivo y neurótico. Quiero que se me presente el amor en sus dos formas diferentes: la forma sentimental y melancólica y la forma pasional que rompe con todas las convenciones sociales y lleva al desengaño o al suicidio. Quiero un amor idílico casi perverso que me arrastre a mí a la muerte o a la destrucción del amado. Quiero rebeldía contra todo y un marco de pesimismo que lo envuelva todo.
Quiero que se me muestre el renacer del romanticismo con la tendencia a romper los límites estrechos de la realidad. Quiero un príncipe oscuro con una caracterización psicológica determinada como no conveniente. Lo quiero apasionado y noble; pero cruel, despiadado e intrigante. Lo quiero confundido y frágil y depresivo. Lo quiero independiente pero dependiente de mí. Lo quiero marginal, reo, suicida, ermitaño...lo quiero con sed de salir en busca de más. Lo quiero tuberculoso, con un pie en la tumba y otro sobre mi corazón. LO QUIERO TODO!
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