Hay sueños, recurrentes o no, cuyo significado nos gustaría descifrar debido al impacto que nos causan. Hay que entender que los sueños no tienen una función específica, el sueño no es mecanismo privilegiado para que resolvamos situaciones concretas de nuestra vida diaria, es algo así como un “subproducto” de la actividad psíquica.
Nuestro inconsciente siempre está operando, pero cuando dormis se apagan muchos de los candados de la conciencia, entre ellos, la represión. Entonces tu inconsciente recombina libremente recuerdos, imágenes y deseos. Pero las figuras que ves no son literales, son metafóricas. Freud descubrió que los signos (las formas y figuras) que vemos en los sueños no tienen un sólo significado; al igual que la palabra “árbol” nos refiere al objeto árbol, lo que éste signifique es diferente para cada persona, unos verán un pino, otros verán un dibujo de un árbol, otros pensarán en un naranjo, etc. Lo mismo ocurre con lo que vemos en el sueño: detrás de cada signo hay muchas significaciones. No hay interpretación más que desde el propio decodificante. Cada uno es su propio diccionario de sueños.
En primer lugar, en tu sueño siempre hay algo que cambia. En resumidas cuentas: los sueños no se repiten, lo que se repite es una situación onírica, osea, la posición del sujeto frente a una situación. Lo que ves en tu sueño es cómo te sientes o cómo reaccionas ante el deseo, la prohibición, el dolor, el placer, etc. En la vida diaria nos enfrentamos a situaciones similares pero en escenarios distintos. En el caso del sueño, hay un nudo inconsciente que se vuelve a mostrar una y otra vez.
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