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y así lo dijo Baudelaire, las mujeres no somos mas que un rebaño de culpas malditas que se elijen al azar por manos que buscan desmayos y penas delatadoras de un mar de deseos.
Tal vez no lo  dijo así, pero así se sintió cuando hoy al buscar placer en otras palabras descubrí que el sabor de todo lo conocido ya había cambiado. Las confidencias ya no son mas que mentiras o verdades disfrazadas, y las tentaciones parecen desbordar hasta del mismísimo Dios. Cuantas veces mas voy a tener que pagar por pecados ajenos? cuantas veces mas voy a tener que llorar lagrimas nacientes de otros ojos que no se hicieron cargo de su propio dolor? los errores buscan culpables y en las tierras de los inocentes, entre los que sufren estoy yo.
La gente odia, ama y lastima sin pensar que por detrás hay un alma en pena. Esta vez la victima sacrificada fui yo y para ser divinizada recreaste ritos antiguos en honor a mi nombre. En Babilonia, durante el sacrificio se flagelaba y se crucificaba al que representaba al dios... solo para eso me divinizaste? El egoísmo es hipócrita y vocifera promesas de un futuro mejor, pero después de todo esto, quien va a abrazarte por las noches y limpiar tus lagrimas de arrepentimiento? Es mi sangre la corre por tu venganza y es mi dolor el que fue coronado con espinas y presentado para un intercambio. Por que me cambiaste mi vida? Que fue lo que me gano en valor? el deseo de una mejor vida? o el deseo de que pare el dolor?

y ahora cruzo por caminos que solo reconozco en llantos, cuando toda luz se apaga y la vida en si deja de tener sentido alguno. A veces la vida es justa y a veces no. Yo nací para que otros purguen sus culpas y su dolor. Yo nací para dar justicia, pero nadie es justo en devolución.